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Emprender y administrar.

Emprender y administrar

Mujer frente a un pizarrón con anotaciones sobre varias ideas.jer solitaria caminando en un páramo.

El mundo actual ofrece para beneplácito de los emprendedores, una cantidad considerable de casos exitosísimos de personas que como ellos, no desistieron en sus objetivos de desarrollar un proyecto en el cual creían. Desde los legendarios Steve Jobs y Bill Gates, hasta el excéntrico Elon Musk, los emprendedores cuentan con amplio gradiente de historias y personalidades en quienes inspirarse. Tristemente, por cada nombre de emprendedores exitosos que conocemos, hay miles de personas anónimos, quienes fracasaron en su intento.

Todo comienza con una idea, que al emprendedor le parece estupenda, pero en la cual otras personas pueden no creer, llegando incluso descalificarla por completo. Esto es normal, y obedece en parte a que las ideas novedosas no siempre son bien comprendidas por todos, además de la idea siempre presente de que si algo no existe, se deba a que no funciona o no se necesita. Pese a los comentarios desalentadores y las abundantes críticas, el emprendedor, cada día más convencido, continúa adelante. Desarrolla y depura prototipos, y al momento de ser probados con resultados positivos, todo es felicidad. Ahora no hay nada capaz de hacerle desistir y alejarlo de su proyecto. El prototipo se mejora y su desempeño es todavía más sorprendente y con ello se da inicio a la búsqueda de inversionistas, quienes al entender el concepto quedan bastante sorprendidos y comienzan a ver el proyecto como una posibilidad real de inversión. Entonces solicitan al emprendedor que le comparta su business plan. El emprendedor carraspea, tartamudea un poco, y al final atina a decir que está en desarrollo (¿qué diablos es un business plan?), comprometiéndose a informarle tan pronto esté terminado. Más tarde, una rápida consulta a internet le permitirá enterarse de la naturaleza del documento, e incluso logrará encontrar algunos ejemplos. Revisa en qué consiste y piensa que no estaría mal tener uno de esos. De cualquier forma es necesario elaborarlo para el inversionista. Y entonces pone manos a la obra y dedica todo el resto de la tarde a ello. Al final, ha generado un bonito documento en Word, de seis cuartillas completas, en las cuales se ha colocado una tabla de conceptos de inversión, otra de resultados esperados, una gráfica muy vistosa que las resume, un diagrama del producto, una foto que muestra el prototipo, aunque esté un poco oscura, y algunos párrafos explicando lo que más temprano le expuso en la presentación. Por la noche, el emprendedor lo envía al inversionista, satisfecho de haber podido cumplir su petición el mismo día, lo cual mejora su optimismo y conceptualizando imágenes mentales llenas de expectativas positivas. El inversionista acusa de recibido, y aunque en su mensaje indica que se comunicará después de revisar el documento, nunca más da señales de vida. Tras algunas semanas, el emprendedor narra su historia en una reunión familiar, logrando conmover a uno de sus tíos, al grado que tras una breve plática termina por comprometerse a apoyarlo. Ofrece una cantidad menor a la estimada, y el emprendedor considera que con algunos ajustes debería ser suficiente para arrancar. Agradece al tío y acepta su apoyo, muy entusiasmado. A los pocos días, el emprendedor recibe el dinero prometido. Está feliz, pero se da cuenta de no saber con exactitud cuál debería ser el siguiente paso. Se acuerda del business plan que preparó para el inversionista y decide rescatarlo de su computadora y utilizarlo como guía. En breve, el emprendedor estará alejándose temporalmente del mundo de las ideas, para incursionar en el de las acciones, donde encontrará nuevos y desafiantes escenarios.

Cada historia es diferente, pero la anterior es el reflejo de un alto porcentaje de ellas. Los emprendedores son una raza de personas que cuentan con facultades especiales: son creativos, valientes, optimistas, resilientes, asertivos, comprometidos y orientados a la acción. Solo ellos pueden avanzar con pasos determinados a través de tierras inexploradas, sin una red de seguridad que les garantice mantenerse a salvo si algo se aleja considerablemente de la ruta planeada. Sin embargo, muchos de ellos también tienen carencias, y pueden ser estereotipados como desorganizados, malos planeadores, improvisados, desestructurados, e incluso ingenuos. Algunos otros términos describen características que dependiendo de las circunstancias pueden favorecer o afectar al proyecto, como el ser soñadores, pragmáticos y arrojados. En realidad, la personalidad del emprendedor es una compleja combinación de factores que pueden permitir considerarlos como personas de acción, pero típicamente no de administración. Para muchos de ellos, la administración es la parte más triste y aburrida del negocio, prefiriendo dedicarle solo el esfuerzo indispensable. Y bajo esa línea de desarrollo, el emprendedor suele perder el control, paulatinamente y sin notarlo, hasta encontrarse en medio de un pequeño infierno creado y confeccionado por él mismo.

Posiblemente los emprendedores más exitosos sean aquellos que desarrollaron habilidades administrativas, o quienes generaron sociedades con personas de perfil administrativo, o los que integraron en su equipo de manera oportuna a un administrador y delegaron en él esa fracción de la operación. Sin cuidado administrativo, el riesgo del emprendedor se construye a la misma velocidad que avanzan sus ideas.

La administración es una de esas cosas ineludibles, a las que todo proyecto deberá adoptar, más temprano que tarde. Los planes de negocio bien elaborados pueden ser instrumentos útiles para guiar los primeros pasos del un emprendimiento, pues ayudan a crear conciencia de los factores de consideración indispensable; obliga a plantear y evaluar escenarios, y brinda la oportunidad de detectar riesgos. Al mismo tiempo, permiten a personas distintas al propio emprendedor comprender el proyecto, no solo en su esencia, sino visualizándolo como un ente orgánico que tras su concepción, nacerá, crecerá y evolucionará. Es importante comprender que los planes de negocio no son una simple hoja de Excel, sino documentos extensos y detallados, que coleccionan y presentan información objetiva desde distintas perspectivas de forma ordenada. Un plan de negocio que abarque los puntos más relevantes se extiende, cuando menos, por unas 40 cuartillas, y no es raro que alcancen el doble de esa extensión. Un documento breve difícilmente será de utilidad, simplemente porque es necesario considerar un gran número de puntos de vista y su información asociada, incluyendo no solo una corrida financiera, sino información del producto, del mercado potencial, del mercado objetivo, de la forma de penetrarlo al paso del tiempo; información de competidores directos e indirectos, así como de productos equivalentes y sustitutos; información de la propia naturaleza del proyecto estableciendo la estructura organizacional que tiene y que habrá de tener, sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas, los canales de comercialización y sus mecánicas, entre muchos otros aspectos. Desde luego, un documento de estas características no es fácil de elaborar, ni requiere poco tiempo para su desarrollo; una buena parte de la información deberá ser investigada o calculada, y durante su generación dará pie a reconsiderar perspectivas que no se habían tomado en cuenta. La importancia del business plan es tal, que el emprendedor no debería dar un solo paso antes de haberlo concluido. Una vez tenga terminada una primera edición, habrá establecido también los primeros lineamientos administrativos con los que se habrá de manejar en las primeras etapas del proyecto.

Emprender no puede entenderse sin administrar. Cuando las cosas comiencen a ir bien, el emprendedor habrá de convertirse en el CEO de una empresa, en la cual posiblemente lo único que no será opcional para él, será la administración. Y en la medida en la que emprendedores con mayor y menor grado de consolidación logren mejorar su infraestructura administrativa, ya sea mediante desarrollo de habilidades propias, creación de un equipo administrativo robusto, o la asesoría de expertos a través de consultoría, su organización obtendrá mayor solidez y la posibilidad de hacer frente a las oportunidades de mejor manera.